"El abuso del poder delegado para beneficio propio" es lo que se define como corrupción. A pesar de la ilusión de un gobierno elegido en la mitad de los países del mundo, la democracia está perdiendo día a día bajo el peso de la deshonestidad del sector público.
La corrupción es destructiva para la sociedad civilizada y tiene graves consecuencias globales. Miles de millones de seres humanos en la pobreza y genera malestar social, económico y político. La corrupción es tanto una causa de pobreza como un obstáculo para superarla. Es uno de los obstáculos más graves para reducirla. La corrupción priva a las personas pobres de los medios básicos de subsistencia, obligándolas a gastar una mayor parte de sus ingresos en sobornos.
Solo dos países salen bien parados a la hora de medir su nivel de corrupción estatal: Dinamarca y Nueva Zelanda, donde es casi nula, lo que indica que la corrupción endémica es la norma en el sector público.
Los análisis de datos de Transparencia Internacional muestra que el 85 % de los seres humanos están gobernados por regímenes que tienen una puntuación mediocre, lo que indica que la integridad de las personas con autoridad en todo el mundo es lamentablemente deficiente.
La corrupción agrava la exclusión política: si se pueden comprar votos, hay pocos incentivos para cambiar el sistema que sustenta la pobreza de las masas y enriquece a los cleptócratas.
La actualización del Índice de Democracia de la Unidad de Inteligencia Económica (EIU), que mide el estado de la democracia en 176 países (sobre 200 existentes en el mundo), mostró que la puntuación media global sigue descendiendo pese a que los ciudadanos de los países con puntuaciones bajas han mostrado la misma preocupación y condena de la corrupción que la población de los países con un buen desempeño.
Solo 54 de los 176 países evaluados obtuvieron una puntuación superior a 50, donde 100 es sin corrupción y cero significa extremadamente corrupto. Dado que la mayoría de los sectores públicos de los países parecen estar corrompidos, las clasificaciones por sí solas hacen que muchos países (en particular, Estados Unidos, el Reino Unido y Australia) parezcan mucho más honestos y transparentes de lo que realmente son. El informe analiza factores como la aplicación de las leyes anticorrupción, el acceso a la información y los conflictos de intereses por parte de las autoridades.
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