La forma en que se usan los dispositivos tecnológicos es la clave para entender el actual consumo de noticias, y una de esas claves es la característica multiuso del teléfono celular por ser portátil y estar casi permanentemente conectado. La computadora, por su parte, se la asocia más a trabajo o estudio. La televisión pasó a cumplir el rol que antes tenía la radio: acompañamiento de fondo mientras se realizan tareas cotidianas y a cuyo contenido no se le presta mucha atención si no pasa algo interesante. En este entono de pantallas el papel quedó totalmente relegado.
Entre las nuevas generaciones la manera más común de informarse es mediante el feed de contenidos de las redes sociales. Pero no porque "busquen" noticias sino porque "aparecen" en posteos de medios o agencias de noticias y con la lectura del titular ya se dan por "informados".
Este consumo incidental de noticias se ha normalizado porque el mix de celular y redes sociales lo hace omnipresente, sumado a la necesidad social de "estar" en las redes sin saber muchas veces para qué.
El fin de la rutina de leer o escuchar noticias
Durante la segunda mitad del siglo pasado la lectura del diario por la mañana antes de ir al trabajo o a la universidad, el programa de radio en el tránsito, y el programa de televisión a la noche era un hábito ineludible; hoy se leen las noticias de forma breve, interrumpida y parcial. Casi nadie lee una noticia entera, salvo que despierte mucho interés. El problema es que estas formas de lectura conllevan una pérdida de contexto y jerarquía de las noticias, que aparecen entremezcladas con contenidos de todo tipo. Es una masa de información y desinformación en simultáneo.
¿Y ahora?
Esta forma de consumo de noticias rompe con los hábitos de consumo no solo de las noticias, sino también con los hábitos de consumo de medios. La noticia incidental implica un quiebre de esta lógica tradicional de comunicación y pasa a ser parte de la sociabilidad en las redes sociales. El tiempo que se le dedica es breve y su consumo acontece en cualquier lugar y momento donde haya algunos segundos libres. Es una rutina espontánea.
Si esta tendencia y proceso se mantiene cambiaría el equilibrio que el rol de las noticias tiene en la conexión entre la comunicación de los medios y las personas. La influencia de los medios en la vida cotidiana de la conversación pública que dominó gran parte del siglo XX dejaría de existir. La pérdida de contexto y jerarquía que se manifiesta en el consumo incidental de noticias ya alteró esta relación de fuerzas. Ahora el ascendente de los contactos en las redes se suma a las relaciones de la vida cotidiana como fuentes de influencia, llevando a un retroceso al poderío de los medios periodísticos y un aumento en la incidencia de las redes sociales como Facebook, Twitter y Tik Tok.
Este cambio genera incertidumbre en el día a día de los medios. ¿Qué sentido tiene invertir recursos en generar muchas notas de larga extensión y contenido profundo cuando gran parte del consumo entra por las redes y no sale de ahí, y encima las propias redes son las que reciben la mayor parte de los ingresos publicitarios?
Esta incertidumbre abre nuevos horizontes. La pérdida de contexto y jerarquía de la noticia, sumado a la expansión de los vínculos en las redes sociales, implican renovadas formas de comunicación, sociabilidad y ciudadanía en las cuales la lógica del algoritmo desplaza la editorial. ¿Será para mejor?
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