En la Atenas del siglo V A.C., en un mundo dominado por los tiranos y la autocracia, unos pocos ciudadanos comenzaron a decidir con libertad el destino de su ciudad y de sus habitantes con un sistema revolucionario llamado "democracia". Este “gobierno popular” o, como el presidente estadounidense Abraham Lincoln lo definió sentando en el siglo XIX las bases de la modernidad, el “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, avanzó y creció a lo largo de la historia y del planeta ganando mayor representatividad por edad, género o raza hasta ser universal. A su paso nacieron nuevos gobiernos o naciones en los que ya fuera a viva voz, mano alzada, voto secreto o por aclamación, sus sociedades lograban representatividad, derechos y deberes que quedaban recogidos en un contrato de convivencia política y social basado en una constitución y en su salvaguarda por instituciones independientes que representan a los distintos poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial...